viernes, marzo 30, 2007

Pobladores de Texistepeque dispuestos a enfrentarse a minera Pacific Rim

Wednesday, March 28, 2007 hora 11:33

Wilber Martínez observa un fragmento de roca que contiene partículas microscópicas de oro.
Él y su padre se oponen a la minería metálica. Al fondo, el Cerro Colorado.

Fotos: Roberto Márquez

Leonel Herrera
Redacción Diario Co Latino

"Hace como cinco años vino un gringo preguntando por este cerro, cuando lo encontró se arrodilló y hasta lloró de la alegría", relata Wilber Martínez, mientras recoge piedras rojizas, que contienen partículas microscópicas de oro y otros metales preciosos entre sus venas de cuarzo, en el Cerro Colorado.
Este joven de 19 años de edad trabajó varios meses con aquel 'explorador' de metales estadounidense, recogiendo fragmentos de roca en la referida montaña, ubicada en el cantón San Miguel, del municipio de Texistepeque, Santa Ana, ahora en la mira de la empresa minera canadiense Pacific Rim.
"Me pagaba ocho dólares diarios sólo por ayudarle a recoger las piedras y, a veces, sólo por llevarle una mochila con comida enlatada. A los dueños de los terrenos les pagaba cuarenta dólares por cada trinchera –una especie de zanja de aproximadamente un metro de profundidad para extraer la roca–", comenta.
Wilber narra que tiempo después, el 'buscador de oro' regresó acompañado de 'unos japoneses', quienes se llevaron varias cajas llenas de fragmentos de roca. "Cuando se fueron, 'el gringo' dijo que el cerro tenía algo que nos beneficiaría, pero que en el futuro podría causarnos mucho daño", relata.
"También, varias personas cuentan que hace unos quince años, una avioneta pasó tomando fotografías de estos cerros para ver qué había. Y eso debe ser cierto, porque 'el gringo' cuando andaba buscando el Cerro Colorado llevaba varias fotografías y mapas que lo guiaban", relata el joven santaneco.
El vínculo de Wilber con el Cerro Colorado –ubicado aproximadamente a un kilómetro de su casa– se renovó hace apenas un par de semanas cuando aparecieron casi simultáneamente los representantes de Pacific Rim y del Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM).
Los primeros, para tratar de instalar una mina a cielo abierto para explotar el oro contenido en las rocas del cerro y, los segundos, para intentar organizar a los pobladores para evitar la realización del proyecto de la transnacional canadiense, debido a los perjuicios ambientales, sociales y económicos que éste causaría.
Wilber, en ausencia de su padre –opositor a las pretensiones de la empresa minera–, acompañó el pasado fin de semana a una delegación del CEICOM que escaló las faldas del Cerro Colorado y realizó una encuentro con los pobladores del caserío Llano de los Amates, el más cercano a dicha montaña.
La sesión hubiera sido un debate, si los personeros de Pacific Rim se hubieran presentado –tal como se había comprometido a principios de la semana pasada–. "Los representantes de Pacific Rim están mintiendo, por eso le huyen al debate y tuvieron miedo de venir", señaló uno de los activistas del CEICOM.
Según versiones de algunos pobladores, los personeros de la empresa minera prefirieron repartir mochilas en otro caserío cercano, tal como lo hacen en todos los sitios donde buscan 'comprar' la voluntad de los pobladores con 'regalitos' y proyectos que, según el CEICOM, no compensan los graves daños que causan después.
El experto en minería vasco, Iván Zenón, refirió los daños que provoca la minería en el medioambiente, en los recursos hídricos y en la salud de las personas. "Las empresas mineras se acaban el agua de las comunidades porque utilizan enormes cantidades para lavar la roca y sacar el oro", explicó.
El experto habló de los perjuicios del cianuro y otros materiales tóxicos utilizados en el proceso de extracción del oro, y presentó como ejemplo los perjuicios causados por una mina en Nicaragua. "Los daños no sólo son en la salud de las personas, sino también a la agricultura y ganadería", advirtió.
Según los representantes del CEICOM, la contaminación alcanzaría al río Lempa –abastecedor de agua a buena parte del Área Metropolitana de San Salvador– pues a unos cincuenta metros del Cerro Colorado pasa el río Guajoyo, la principal fuente de agua de la zona que desemboca en el Lempa.
La reacción de los pobladores presentes en el encuentro –la mayoría ganaderos y agricultores– fue unánime en contra de las pretensiones de Pacific Rim. "Debemos unirnos para defender nuestros terrenos y nuestra agua", manifestó Sofía Sandoval, propietaria –junto con su esposo– de casi la mitad del cerro.
Esta señora, de unos sesenta años de edad, fustigó a la empresa minera por introducirse –con ayuda de un poblador del lugar– sin permiso a su terreno. "Ni viniendo con autorización del presidente –de la República–, los dejo entrar", aseguró, indignada, a los delegados del CEICOM en su casa, antes de la sesión.
La misma postura expresó José Ángel Sandoval, también dueño de otra parte de la montaña. "Yo viajo –a Estados Unidos–, allá pudiera quedarme; pero a mí me interesa la comunidad y las futuras generaciones, por eso estoy en contra y le pido a esa empresa que ni intente venir porque puede tener consecuencias…", advierte.
Víctor Guerra, el otro propietario del cerro, quien no asistió a la reunión, pero recibió la visita de los delegados del CEICOM, aseguró que no vendería su terreno aunque le ofrecieran mucho dinero, porque está consciente de los daños de la minería, aunque mostró temor a eventuales presiones de la empresa minera.
Los pobladores formaron un comité para organizar la resistencia contra Pacific Rim, que ya está operando en Cabañas, donde enfrenta un creciente rechazo de las comunidades de Sensuntepeque y San Isidro, que la han obligado a replegarse, tras varios intentos fallidos de extender sus exploraciones.

Sofía Sandoval, propietaria de una parte del Cerro Colorado, afirma que ni con un permiso del presidente de la República dejaría entrar a Pacific Rim.

 

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